Creación de valor, compensaciones y felicidad
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Luis Hernán Paúl
En los cursos de economía y administración de empresas que tuve en la universidad me enseñaron que la maximización de utilidades y la creación de valor era el objetivo final que debían perseguir las empresas privadas. Asimismo, quizás porque me faltó tomar más cursos sobre recursos humanos, me quedé como estudiante con la idea de que a los ejecutivos y trabajadores en las empresas se les motivaba fundamentalmente a través de las compensaciones que se les pagaban.
Con el pasar del tiempo y habiendo ya trabajado poco menos de 30 años relacionado con empresas, me he formado la opinión de que la maximización de utilidades y las compensaciones son efectivamente clave, pero que hay otros aspectos que también son importantes para desarrollar negocios y lograr éxito en el mundo corporativo.
En particular, considero fundamental la motivación de la gente que trabaja en las empresas, por lo cual creo básico preguntarse de qué depende ésta. Desgraciadamente se trata de una inquietud que no es fácil de clarificar, sobre la cual además existen diferentes visiones.
Una mirada interesante sobre el particular es la que planteó hace un par de meses en Chile el economista italiano Stefano Zamagni, quién es asesor del Papa Benedicto XVI y fue también asesor del Papa Juan Pablo II. En una charla sobre el tema de empresa y felicidad él dijo que los seres humanos para lograr la felicidad requerimos al menos dos de tres elementos que preciso a continuación.
Un primer elemento son los bienes materiales, a los cuales accedimos normalmente con el dinero que nos pagan por realizar nuestro trabajo, aunque también hace ver que hay bienes públicos como el mar, la cordillera y los ríos a los cuales podemos acceder en forma gratuita. El error, según Zamagni, es que se nos hace creer que mientras mas bienes tengamos mas felices vamos a ser y lo que ocurre en realidad es que lo realmente relevante es poder contar con un cierto nivel de bienes, en especial con los más básicos, pero que una vez superado dicho nivel, el cual puede diferir de persona en persona, la felicidad no se alcanza adquiriendo mas bienes. Este planteamiento me pareció muy valioso para entender porque uno ve infelicidad a veces en gente que no tiene carencias materiales, pero sí otros tipos de carencias que pueden provocar estragos tan o mas fuertes en sus vidas.
Por lo mismo es que un segundo elemento importante son las relaciones con otros seres humanos. El sostiene que las personas requerimos de la interacción con terceros, ya sean familiares, amigos, la gente con la cual trabajamos u otras personas. Pero recalca que la felicidad no se encuentra en tener la mayor cantidad de relaciones con otras personas, sino que en tener buenas relaciones con aquellas personas que mas nos importan y/o nos necesitan.
El tercer elemento es la relación espiritual que cada cual puede tener con Dios. Zamagni hace ver que los seres humanos en general tenemos un sentido de trascendencia a lo terrenal, por lo cual muchos requerimos de la vida espiritual.
Teniendo presente esta mirada más amplia de las necesidades que tenemos las personas para ser felices, me surge la impresión de que, para motivar a la gente que trabaja en las empresas, los dueños y aquellos que cumplimos un rol en su dirección debemos poner atención en su desarrollo integral como seres humanos. Esto implica que para mejorar el desempeño de las personas en las organizaciones no basta con subir sus salarios y retribuciones pecuniarias sino que también hay que buscar generar condiciones y un ambiente en la empresa que haga posible a sus trabajadores florecer como personas.
El desafío al final es, manteniendo a la empresa como un lugar donde se producen bienes y servicios en forma eficiente y rentable, llevarla también a ser un lugar donde los trabajadores junto con desarrollar sus capacidades profesionales y/o técnicas crezcan como individuos.
Esta visión tiendo a creer no es contraria a la teoría económica tradicional que se enseña en la universidad, sino que es más amplia, al incluir otras dimensiones que no están presentes en la primera. Lo interesante es que hay muchas empresas en Chile y el extranjero que han incorporado estas otras dimensiones en su gestión a diario y han alcanzado resultados muy positivos tanto para sus accionistas como sus ejecutivos y empleados.